La tradición cuenta que en los años 40, "El Tlacuache", un diablero de la Merced, se topó con el puesto de su comadre "La Guajolota" en el callejón de "La Amargura" en Plaza Garibaldi. Ahí, compró tamales para llevar de botana, y para sorpresa de sus amigos, los envolvió en un bolillo. Así surgió la idea de una nueva y deliciosa torta de tamal.
La historia detrás del origen de la "Guajolota" es una de las más famosas de la Ciudad de México. De acuerdo con la tradición, en los años 40, los tamales que se servían en las pulquerías de Plaza Garibaldi ya no tenían botana para acompañarlos. Fue entonces cuando "El Tlacuache", un diablero de la Merced, decidió llevar consigo una bolsa llena de bolillos para compartir con su grupo de amigos.
De camino a la plaza, "El Tlacuache" se topó con el puesto de tamales de su comadre "La Guajolota". Decidió comprar uno de los tamales y, por casualidad, abrió un hueco en el bolillo para colocar el tamal dentro. La idea resultó ser un éxito y pronto sus amigos comenzaron a imitarlo, creando así la famosa "Guajolota".
En los días siguientes, las tamaleras del rumbo comenzaron a ofrecer el mismo producto y así nació la deliciosa torta de tamal que hoy conocemos. La "Guajolota" se ha convertido en un icono de la gastronomía mexicana y puede encontrarse en muchos lugares de la ciudad, pero sigue siendo una de las opciones favoritas de los visitantes de Garibaldi.
Aunque algunos creen que el nombre de la torta se refiere a que nos hace "gordos", en realidad no hay una explicación clara sobre el origen de este nombre. Lo cierto es que la "Guajolota" se ha ganado un lugar especial en el corazón de los chilangos y en el menú de las tamaleras de Garibaldi.
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