Rubén Cortés
Vértigo
Roberto Borge Angulo, 31 años |
Al tomar posesión el pasado 5 de abril como gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge adquirió una responsabilidad histórica: demostrar que la Generación X de la política mexicana puede gobernar un país donde la media de sus 112 millones de habitantes tiene 26 años.
Una camada a la cual pertenecen también Enrique Peña, Luis Videgaray, Javier Duarte, Eruviel Ávila, Humberto Moreira, José Eduardo Calzada Rovirosa, Aristóteles Sandoval, Héctor Vielma, Ricardo Barro... o sea que, sintomáticamente, está copada por políticos priistas.
Término usado para las personas nacidas a finales de los años sesenta y todos los setenta, la Generación Xde nuestra política es cosmopolita, universitaria, contestataria, rebelde, mediática, domina otros idiomas y se encuentra poco anclada en el pasado y menos ideologizada.
Lo curioso es que esta incubación no tiene una paralela en PAN y PRD. Por eso Borge, a sus recién cumplidos 31 años, el gobernador más joven de México, es el mejor ejemplo del acceso al poder de esta generación.
Y representa a una clase política diferente y producida genuinamente por nuestra transición democrática.
Diferencias
¿Por qué esta generación predomina en el PRI?
Porque encuentra menos amarres esquemáticos y, a diferencia del PAN y el PRD, el PRI propició lo que Tocqueville definió como "la generación que quiere nacer, nace; y la que se resiste a morir, muere".
En la teoría tocquevelliana, ellos hallaron en el PRI una realidad que ya no presentaba el esplendor de antaño y la única opción era rebasar a sus mayores.
Pero no todo es teoría. Borge ya gobierna y tiene que demostrar a esa media de jóvenes de 26 años que no sólo pueden llegar al poder, sino que pueden ser bien gobernados por sus coetáneos.
Está obligado a demostrar que aunque la juventud es divino tesoro, no garantiza el talento, porque este no tiene edad, si no Miguel Ángel no habría podido pintar la Capilla Sixtina a los 79 años, cuando el promedio de vida en su época era de 50.
Por lo pronto, PAN y PRD tardan en abrir posibilidades a la Generación X: sólo el secretario particular del presidente, Roberto Gil, y el subsecretario de Medios en Gobernación, Héctor Villarreal, despuntan públicamente con cualidades similares en el partido gobernante; y Lázaro Cárdenas Batel en el PRD.
En el PAN la nueva prole recién fue aplastada por la maquinaria vieja en las elecciones para la presidencia del partido: Gil, de 39 años, decidido a renovar a su partido, perdió contra Gustavo Madero, de 58, formado en una vetusta doctrina de campanario.
Peor se encuentra el PRD, atrapado entre los dogmas de AMLO y la mentalidad colaboracionista (a la usanza de Aguilar Talamantes) de los Chuchos, que obligó a irse del partido a jóvenes modernos, de mentalidad abierta, como Luciano Pascoe.
Mientras, la Generación X donde verdaderamente puede jugar es en el PRI. Y Beto Borge es el mejor ejemplo.
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