Hace unos meses asistí a unas conferencias en la ciudad vecina de Mérida, la mayoría de ellas sobre negocios y marketing. Pero hubo una en la que descubrí que no existía. O bueno eso dicen por ahí.¿No tienes Facebook? Me interrogaron varios de mis amigos, mirándome con esos ojos llenos de espanto cómo si me tratara de un fenómeno o hubiera cometido el crimen del siglo.“No sabes de lo que te pierdes”, “sin FB no eres nadie”. Éstas y otras frases más salieron a relucir cuando revele mi condición. Juro que me sentí como una cucaracha llena de flit, no sabía ni que decir, ni mucho menos que hacer.Y es que: ¿Qué rayos era el Facebook? Al terminar dicha conferencia, tuve otra más donde mis amigos se dedicaron a explicarme que era, como se usaba, para que servía y cómo podía hacerle para tener uno. Después de tanto palabrerío, logré recordar entre esos correos basuras que te llegan, uno que otro con una invitación al FB, pero para ser sincera, como todo estaba en inglés me daba mucha flojera y así que opté por desecharlos.Yo ya estaba sumamente emocionada, no podía esperar a regresar a casa para conectarme y abrir mi Facebook y así poder darme cuenta de cuantas cosas me había perdido por no tenerlo. Todo pintaba tan bonito, que hasta soñé con ello esa noche.Días después a mi regreso a Campeche, una de las primeras cosas que hice fue conectarme a la red. En seguida entré a la página que me habían dado, espere unos segundos a que la página cargara y ahí estaba frente a mí, todo ese mundo que por tanto tiempo me había perdido.Lo clásico, tienes que llenar un formulario con tus datos: nombre, sexo, correo electrónico, país y todo lo demás. Estaba a un clic de descubrir mi futuro, no lo podía creer y ¡pum! Apareció, ahí estaba mi… mi Facebook.Mi vida cambió desde ese momento, ya al fin era alguien, según mis amigos. Cual era mi sorpresa enterarme que la mayoría de ellos tenían uno y mientras yo en el oscurantismo, olvidada del resto del mundo.Funciona así: es una red social, que te conecta con miles de personas, muchas que ya habías olvidado. Tiene muchas aplicaciones, entre ellas el muro: que sirve para dejar mensajitos y demás a tus amigos; igual están los regalitos virtuales, los besos, miles de tests y otros artilugios para entretenerte y perder tu tiempo. Lo malo es que todo esta en inglés así que si no sabes tendrás problemas, aunque ahora ya tiene su versión en español debo decir que deja mucho que desear y complica más las cosas.Después de algunos meses llevando mi vida con Facebook puedo resumir en que sirve para medir tu nivel de popularidad, para ver cuantos amigos tienes, quien tiene más fotos, quien recibe más besos y regalos y esas demás banalidades. Al igual es más efectivo que cualquier chismógrafo, ya que ahí puedes estar enterado de la vida de los demás, que dicen, que hacen, que comen y demás etc. Pero debes tener cuidado, porque puedes meterte en líos, esos mensajitos pueden herir susceptibilidades o revelar cosas que no quieres que se sepan.Al principio debo confesar que trastornó mi vida, ya no dormía bien, no trabajaba como se debe y dejaba mi tarea para lo último con tal de estar conectada y llegar a tener un FB como el de mis amigos. Pero ahora que veo más frías las cosas me conformo con visitarlo una o dos veces por semana, nada más para ver que hay de nuevo, aceptar amigos y así ver que ha sucedido con ellos y como me dijo alguien por ahí: tener FB para ser alguien.
P.D. No es tan bueno como lo pintan, ni tan malo como lo quieren dejar. Sólo es cuestión de saberlo utilizar y no convertirlo en una pérdida de tiempo.
Laura Trujillo
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